Lofoten, un paraíso de invierno
Por fin llegó el día de ir a Lofoten. La espera había acabado. Llegaba el día de nuestro viaje de invierno. De disfrutar de una zona increíble.
Nuestra ruta partía de Tromso para llegar a Reine, donde estaríamos tres noches. El viaje completo eran 6 noches. Lo suficiente para una primera toma de contacto y quedarse con ganas de volver.
El primer día dormimos en Lodingen. Una casa con unas bonitas vistas en pleno centro del pueblo. Muy recomendable si queréis hacer lo mismo que nosotros. Salir de Tromso para ir directamente a Reine. Os dejamos aquí el enlace : Casa Lodingen.
Después de un día de coche llegamos a nuestro destino. Reine era el lugar donde pasaríamos más días y un buen punto para explorar Lofoten. El tiempo nos dio una fría bienvenida. Nevaba y había pocos momentos para salir del coche y hacer alguna foto. Sabíamos que nos íbamos a encontrar con adversidades meteorológicas pero no esperábamos tal magnitud.
Reine es un pequeño pueblo con casitas de madera roja bordeando la costa. Muy cerca hay un puente que ofrece una vista panorámica que quedará grabada en tu retina para siempre. Las montañas escarpadas, las casitas de los pescadores, los tendederos de bacalao… todo forma un conjunto de una belleza extraordinaria.
Cada día en Reine nos despertamos con abundantes nevadas. Puede que para algunos esta climatología no sea la ideal para un viaje. Para nosotros fue un punto más para transformar el viaje en algo épico. Buscar buenas composiciones mientras esperas que pare de nevar. Sentir el frío en tus manos cuando preparas una foto de larga exposición. Entrar en el coche para calentarte un poco y tomar un té. Parar y disfrutar del momento que estás viviendo. Estas experiencias tienen un valor especial para nosotros.
Era nuestro segundo día en Lofoten y de momento no había ni rastro de las Auroras Boreales. Sabíamos que sería difícil así que decidimos ser optimistas y disfrutar de cada momento. A veces cuando menos te lo esperas tienes las experiencias más extraordinarias.
Esta parte de Noruega es el paraíso para el amante de la fotografía. Cualquier parada en el camino se puede convertir en una buena foto. Hay tanto que explorar que siempre has de tener la cámara preparada. Las fotografías de larga exposición adquieren una fuerza especial.
Llegaba la última noche en Reine. Habíamos estado de maravilla en nuestra casita de madera en el enclave más emblemático de Lofoten. Os dejamos un enlace a la web de Eliassen Rorbuer en Reine.
Nuestras opciones de ver Auroras boreales estaban a mínimos. Después de un día sin parar volvimos a nuestra casita a descansar un poco. Nuestra idea era cenar y buscar un lugar con poca contaminación lumínica y sin nubes. No teníamos muchas esperanzas de encontrarlo. Además, la previsión del tiempo nos confirmaba nuestras peores sospechas.
Acabamos de cenar, eran las 22h. Decidimos adelantar la hora de salir. Cuando nos dirigíamos al coche para cargar nuestro material fotográfico miramos al cielo esperando ver algo más que nubes. Y de repente llegó la magia.
De repente la noche se había despejado. Las nubes habían dejado un claro que dejaba a la vista algo brutal. Las auroras boreales inundaban el cielo. Chorros de una luz verdosa salían de detrás de las montañas. Las auroras bailaban creando diferentes formas. No es posible describir la sensación que tienes cuando las ves por primera vez. A más de uno le resbaló alguna lágrima por la cara.