De ruta por Sudamerica : La Paz, tocando el cielo

La Paz es especial. Su situación en el altiplano, la orografía del terreno con más de 200 metros de desnivel entre su punto más bajo y el más alto, con un pie en las costumbres y creencias ancestrales y el otro en el tren que lleva al siglo XXI.

No es una ciudad que nos haya enamorado. Seguramente no tengamos la necesidad de repetir, pero sin duda es única y vale la pena conocer. Además es el punto de partida de fantásticas excursiones.

La Paz

Dedicamos el primer día a visitar la ciudad con la gente de Red Cap City Walking Tours. Una forma fantástica de recorrer la ciudad por sus lugares más representativos. Los guías son jóvenes que conocen y aman a su ciudad y que lo transmiten con sus explicaciones. Anteriormente estos tours eran gratuitos, pero para no tener problemas con los operadores turísticos tradicionales ahora piden una propina al final del recorrido. Sin duda se la ganan. Muy recomendable.

Visitamos el centro histórico, la calle de las brujas con sus tiendas donde
comprar remedios milagrosos para todos los males, el mercado callejero con su desorden bien organizado. También la plaza Murillo, emplazamiento de acontecimientos políticos que no por recientes son menos históricos. Los colores chillones por todos los sitios, el arte urbano que decora buena parte de la ciudad, el ajetreo, el tráfico. Uno tiene que ponerse las pilas para moverse por esta ciudad y no perderse detalle.

Chacaltaya

El segundo día fuimos de excursión a la antigua estación de esquí de Chacaltaya. Ahora ya sin nieve y sin el glaciar que lo cubría. Los efectos del calentamiento global se hicieron notar hace años y desde entonces no vienen adinerados europeos a esquiar. En su momento fue la estación de esquí más alta del mundo. Lo que permanece es un paisaje deslumbrante, abrumador por su inmensidad y por su colorido. Marrones oscuros que se mezclan con ocres. Verdes lagunas que se vuelven rojas por el efecto de la mineralización. Todo adornado por majestuosas montañas eternamente blancas, luchando por permanecer así a pesar del sol.

La Paz Chacaltaya

Chacaltaya está a 5395 mts. La excursión es apta para todos los públicos, con unos 200 mts de desnivel desde el punto donde los colectivos te dejan hasta la cima. Aun así conviene tomárselo con calma. La altitud es la que es. A no ser que vivas habitualmente en el altiplano o seas Kilian Jornet, tus piernas y tus pulmones te pedirán dejar el trail running para otra ocasión. És una buena toma de contacto con la altura para ver como reacciona tu cuerpo si quieres hacer alguno de los picos que hay por la zona como era nuestro caso.

Fue especialmente emocionante ver en el horizonte el Huayna Potosí de 6088 mts, cima que trataríamos de alcanzar dos días más tarde.

Y llegó el día. Para nosotros uno de los puntos marcados en negrita en el planning del viaje. Llegaba el momento de subir más arriba de lo que nunca en nuestra vida habíamos subido. Contratamos los guías en la agencia High Camp Lodge, recomendación de Ruth, del Hotel Rendezvous en La Paz donde estuvimos fantásticamente alojados.

La Paz Huayna Potosí

Huayna Potosí

Estuvimos dudando hasta el último momento porqué la previsión meteorológica no era del todo buena en la cima pero hay destinos que difícilmente se repiten por lo mucho que hay por descubrir. Así que nos decidimos a intentarlo.

Eran las 9h de la mañana cuando subíamos a la furgoneta, con todo el material necesario, para trasladarnos al primer refugio situado a 4800 mts. Atrás quedaba La Paz. Por la tarde de ese mismo día fuimos al glaciar situado a una hora del refugio a hacer algo de escalada en hielo para entrenar el cuerpo al esfuerzo en altura.

En la ascensión final a la cima dependiendo de las condiciones de la montaña hay algún tramo donde se hace necesario hacer un poco de escalada en hielo. A nosotros nos tocó hacerlo en un pequeño tramo de 20 metros. Después del entreno volvimos al refugio para dormir.

Huayna Potosí

Sin haber dormido en dos días. Con la cabeza como un bombo por efecto de la altura y del no dormir, a las 23h nos equipábamos, encendíamos los frontales para ver lo que había 2 metros a la redonda y empezábamos a subir. El desnivel des del primer momento es exigente. El frío fue más presente de lo deseado y nevaba, poco , pero empezaba a nevar. Des de este punto hasta la cima fue una lucha para que mi mente pudiese más que un cuerpo que no me acompañaba com estaba acostumbrado. La montaña a partir de cierta altura nunca es fácil. Sin duda los 5310 mts del segundo refugio fue esa altura para mi.

Lo conseguimos

Pero llegamos. Después de 6 horas de dura ascensión llegamos a la cima a las 6h de la mañana. La nubes no dejaban pasar los rayos del sol y no permitía que viésemos más allá de unos pocos metros. Esta vez la montaña no nos regaló una magnífica vista. Pero la montaña siempre regala algo y no depende de si se hace cima o no. Mientras escribo estas lineas me emociono de nuevo como lo hice a 6088 mts. Regala recuerdos de otras montañas subidas con mi padre que me enganchó a la montaña. Regala poderlo compartir con mi compañera, que es la mejor compañía en las alturas y también a nivel de mar.

Hicimos el descenso del tirón hasta el primer refugio donde nos esperaba la furgoneta para llevarnos de nuevo a La Paz. En ese momento solo podíamos pensar en una cosa…dormir, dormir y seguir durmiendo…y después de dormir. Ya vendría el Salar de Uyuni…